lunes, 17 de diciembre de 2012

ACEPTA LO QUE HAY, AQUI Y AHORA Y DESCUBRE EL MILAGRO DE LA TRANSFORMACIÓN




El temor constante de ser malos y la esperanza de ser buenos, las  identidades a las que tanto nos aferramos, la furia, los celos y las adicciones de todo tipo…nunca tocan nuestra riqueza básica. Son como nubes   que ocultan temporalmente el sol. Pero nuestra calidez y nuestro brillo están aquí mismo en todo momento. Esto es lo que realmente somos.   ESTAMOS A LA DISTANCIA DEL GUIÑO DE UN OJO DE ESTAR PLENAMENTE DESPIERTO.

Desde esta perspectiva, no tenemos que cambiar: puedes sentirte tan desdichado como quieras y aun así sigues siendo un buen candidato a la iluminación. Puedes sentir que eres el caso mas desesperado del mundo, pero ese sentimiento es tu riqueza, no algo de lo que tengas que deshacerte ni que tengas que mejorar. Hay riqueza en todo ese material maloliente que tanto nos disgusta y tan poco deseamos. Las cosas deliciosas, lo que tanto amamos de nosotros mismos, los lugares por los que sentimos una sensación de orgullo o inspiración-, también son nuestra riqueza.

Tenemos que ser conscientes de que la felicidad que buscamos esta aquí, y podemos conectar con ella en cualquier momento. La felicidad que buscamos es nuestro derecho de nacimiento. Para descubrirla, tenemos que ser más amables con nosotros mismos, más compasivos hacia nosotros y nuestro universo. Tampoco podemos intentar conseguirlas poniéndonos serios y tensos, queriendo que las cosas vayan en la dirección que creemos que nos dará la felicidad. La clave es que la felicidad que buscamos ya  esta aquí, y la encontramos mediante la relajación, la confianza en la Vida, y el desapego, y no por medio de la lucha, forzando las cosas

                                                                    Pema Chödrön


Cuando acepto el momento presente tal y como es, pudiéndome sentir un fracasado y condenar a Dios y al mundo, o puedo aceptar donde estoy “Aquí en la oscuridad, y no parece haber ninguna luz. Simplemente estoy aquí, en la aceptación. No hay alabanzas. No hay culpabilidad.

Cuando hago  esto me convierto en la luz que estaba buscando. Cada gesto de auto aceptación desvela la luz interna y ayuda a aligerar mi camino. Cuando me acepto, el paso siguiente  viene por si mismo.

El amor de Dios, la gracia, la guía como quieras que lo llames, viene a través del canal de tu amor hacia ti mismo. Cuando te aceptas tal y como eres, abres ese canal. Y lo mismo ocurre cuando aceptas a los demás tal y como son.


El camino hacia la paz es simple si estas dispuesto a practicarlo


1-     Acéptate tal y como eres. Estas bien con todos tus problemas, dolores y preocupaciones. No tienes que cambiar nada. No tienes que conseguir nada no tienes que librarte de nada. Eres perfecto aquí y ahora. Deja que ese conocimiento cale dentro de ti. Conforme lo haga se irán cayendo por si mismos.

2-     Acepta a los demás tal y como son. Ellos están bien con todos sus aparentes aspectos positivos y negativos. No tienes que cambiarlos. Ellos no tienen que ser distintos a como son, para merecer tu aceptación. Ellos no necesitan tu aprobación y tú no necesitas la suya.


3-     Acepta tu vida tal y como es ahora mismo. No tienes que cambiar nada al respecto. Cada situación es perfecta tal y como es. Cada relación es perfecta tal y como es. Cada lección te permite crecer. Cada obstáculo externo te ayuda a profundizar más, hasta la  Fuente misma del Amor. No interpretes tu via, pues si lo haces encontraras que te falta algo. No te falta nada. Tus interpretaciones a favor o en contra son la ilusión que has de deshacer.

Acepta tu vida tal y como es. Entonces, todas las creencias que no te honran o no honran a los demás se caerán, porque no habrá nada  que las sustente. En el espacio vacío que creas en tu corazón  al negarte a juzgar,  fluye la presencia del  AMOR.

                                                                                 Paul  Ferrini